“Fui a besar a Zucu porque es de los que siempre me dice que me iba a meter gol. Y esta vez, una vez que controlé vi espacio, abrí el pie y definió», dijo el polivalente centrocampista/extremo que ya es un fijo en la banda derecha de la zona más concurrida -y mejor pisada- del equipo. Y no es de extrañar que sea uno de los elegidos por el Muñeco para plasmar su idea en la cancha: A medida que avanzan los juegos, continúa mostrando sus habilidades de descarga.

El abrazo de Simon con Zuculini. Foto Juano Tesone
Una característica que le permite asociarse bien con Enzo Fernández y generar espacios para Julián Álvarez. Y a esa buena lectura del juego en ataque, Simón también le aporta recuperación.
Puede pasar desapercibido a veces y su perfil bajo fuera del campo a veces se traslada al campo. Pero no es culpa, eh: de hecho, rara vez desafina y su trabajo se centra más en promover el juego colectivo que el juego individual. Y también puede ser que el gol de ayer ante la Defensa fuera el premio para un jugador con mono, pero con mucha clase.