Han pasado seis meses para recordar cómo celebrar. Siete fechas, mucha decepción y desconfianza en un grupo de categoría para volver a sentir la emoción de las caricias a puerta.
En la penúltima jornada, la selección venció a un débil rival que improvisó con los juveniles en el Metropolitano. Empezó en un 4-3-3, que sobre el césped se transformó en un 4-5-1: el centrocampista Gustavo Cuéllar; Interiores James y Juan Guillermo Cuadrado; Luis Díaz con Luis Sinisterra como extremos y Luis Muriel como único delantero.
La movilidad le permitió volver a festejar tras pasar siete partidos sin marcar y sin ganar. Bolivia no estaba interesada en cruzar el centro del campo, se reagrupaba con muchos defensores cerca del área y obligaba a los franceses a intentar pases largos desde la 10 y rotar sus áreas de ataque.
Sinisterra por la izquierda, Juan Guillermo por el medio, Muriel por las bandas, fueron las respuestas para quitarse los fantasmas de otro resultado en contra, pese a dominar con un 80% de posesión.